martes, 30 de septiembre de 2014

India - Deafblind Proyect


La India es ese país que le da nombre a los colores, un lugar lleno de desastroso ruido y, al mismo tiempo, curiosa calma.

Me siento mirando al mar de Panaji, pensando en ellos. ¿Cómo vivir en la oscuridad rodeados de tanta luz? ¿Cómo cruzar la calle sin percibir el intenso ruido de los camiones con su letrero de “Horn is OK”? Pero India también está llena de olores, de movimientos y de sensaciones, me digo. Los imagino sobre la vibración de un rickshaw, dejando que el viento les roce la cara. Los imagino paseando por la calle entre el hedor de las basuras apiladas y el sabor de las especias en el viento. Los imagino un día como hoy bajo la lluvia del monzón, jugando con a atrapar el agua como hacía Pedro.

Cuando llegamos hace una semana no podía imaginar que realmente fuera a conseguirlo. Sólo sabía del proyecto por un vídeo en youtube que me llevó hasta su página web. Tenía un teléfono y una dirección, un teléfono y una dirección de India. ¿Será fácil encontrar un punto exacto en uno de los países más grandes del mundo? Ya había dado el primer paso, estábamos en la ciudad exacta, Panaji, capital de Goa. Después de unas diez llamadas en tres días y más que nervios alguien descolgó el teléfono. Sería fácil transcribir la conversación si me hubiera enterado de un 70% pero mi comprensión del inglés-indio por teléfono aún no está demasiado desarrollada. Básicamente intenté decir: “hola, soy española, en España trabajo con personas sordociegas, quiero conocer su proyecto”. Y claro, ahora puedo imaginar la cara que se les debió quedar, después de hablar con tres personas diferentes y repetir lo mismo en mi inglés malaguita, “hello, i am spanish, in spain i work with deafblind people...” . Recibí o, mejor dicho, intuí, una respuesta. Sí, podía ir hoy mismo a visitarles y no tenía ninguna intención de desperdiciar esa oportunidad.

Mi hermano y yo llegamos al Parade Institute, donde se encuentra la oficina central de Caritas en Goa. En cuanto nos vieron aparecer ya sabían que era la “guiri” que había llamado por teléfono. “Esperen sentados, gracias” (en inglés-indio). Poco después llegó el responsable del “DeafblindProyect”. Reflino, además del responsable del proyecto es educador. Nos sentamos con él a hablar del trabajo que hacían y del que se hacía en España. “Tenemos un centro de recursos donde hay máquinas para trabajar fisioterapia, un aula y un aula multisensorial. Es una pena porque esta semana están los niños de vacaciones por las celebraciones del Ganesha, pero si queréis ahora vemos unos vídeos y mañana volvéis para enseñaros el centro de recursos y presentaros a algunos de los niños”. Nos llevó hasta su despacho, pasamos por un descansillo lleno de bolsas y bolsas de ropa y por un estrecho pasillo. En la puerta se podía leer “Caritas-Goa” y “Sense Internacional”, las asociaciones colaboradoras del proyecto. Entramos a una pequeña habitación, con tres escritorios y un viejo ordenador. Las paredes empapeladas con fotos de las actividades que habían realizado me recordaron a mis campamentos de APASCIDE y a mis niños de España. Los vídeos que nos mostró no eran nada nuevo para mí, ya que había hecho los deberes estudiándome muy bien cada uno de ellos antes de tener el valor de visitarlos. Pero verlos allí, frente a la vieja pantalla, rodeada de fotos de niños que había visto en vídeos desde España un año atrás, sentada junto al hombre que los conocía y me hablaba de ellos, aquello fue lo que lo hizo diferente...

Y, con la promesa de volver a la mañana siguiente, nos marchamos...

Ahora, frente al mar, vuelvo a pensar que la India es ese país que le da nombre a los colores, un lugar lleno de desastroso ruido y, al mismo tiempo, curiosa calma.


CONTINUARÁ...



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