viernes, 16 de agosto de 2013

Parque acuático

“¿Habéis ido alguna vez a un parque acuático? Hay de muchos tipos pero todos muy parecidos. Lo normal es llegar, mirar qué atracción te apetece y elegir. La mayoría de la gente le teme a alguna de estas atracciones. Después de elegir haces cola mientras ves cómo la gente cae y oyes cómo gritan o ríen, se te pone ese pellizco de nervios en el estómago. Y después, cuando llega tu turno, te lanzas. Mi experiencia es bien distinta…

Llego un poco tarde y voy directo a donde me esperan los compañeros, mi guía me lleva a una cola de gente, tengo barras a ambos lados, por una de esas barras, a mi derecha, empiezan a saludarme los compañeros. Agarran mi mano y, letra a letra, se presentan: “H-O-L-A, Q-U-E  T-A-L  E-S-T-Á-S”. Me alegro tanto de verlos y de tener personas con las que comunicarme que empiezo a preguntarles cosas sin darme cuenta que la cola avanza. Mi guía me dice que ahora después nos saludamos todos. Sé que esta atracción es con rosco, lo toco, no sé nada más. Me explican que vamos todos juntos, mis amigos sordociegos y voluntarios del grupo de teatro “Los Sinsentidos”, que nos vamos a tirar por un río y a bajar con los roscos. ¿Os imagináis tiraros sin ver cómo de empinada es una cuesta o cuánta agua hay? Yo suelo preguntar si cubre pero nunca llego a saber con certeza qué hay al final del tobogán de agua. Los roscos me parecen divertidos, vamos unos enganchados a otros pero hay alguien que no conozco que nos lanza por una cuesta cuando estamos atascados.

No tengo miedo, me tiro allá donde me lleven. Probamos una nueva y hay varios voluntarios junto con mi mediadora intentando explicarme cómo debo sentarme. Me siento. “NO”, me dicen, no entiendo nada. “T-I-E-N-E-S  Q-U-E  T-U-M-B-A-R-T-E  C-O-N  L-A  C-A-B-E-Z-A  B-O-C-A  A-B-A-J-O”, me repiten una y otra vez en mi mano. Aunque entiendo lo que me dicen vuelvo a sentarme como en el resto de las atracciones, hay demasiada rampa y no entiendo qué me quieres decir. Me enseñan una colchoneta fina con asas y me explican que tengo que tumbarme boca abajo agarrando esas asas…ahora lo entiendo. Al parecer, este rato entre mis compañeros y yo nos ha llevado bastante tiempo, yo no lo sé porque no me lo dicen en ese momento, pero la atracción lleva un rato parada y  hay gente esperando que no entiende qué me pasa ni por qué me hablan en la mano.

Como he dicho, nunca sé lo que hay al final del tobogán, aunque algunos compañeros me esperan abajo para recogerme y acompañarme a salir de la piscina, estoy solo en el momento de la caída. Iba tan rápido que creo que bebí media piscina y al salir del agua no podía parar de reír y decir “he tragado todo el agua”. Algunos compañeros me contaron después que ellos también y creo que eso me hizo aún más gracia.

Antes de comer, vamos todos juntos a la piscina de olas. Voy con Arantxa como guía, que me lleva con el resto del grupo. Nadamos un rato juntos y nos hacemos ahogadillas. Me explica que ahora han puesto música y tenemos que bailar en el agua. No veo el ambiente, no oigo la música pero siento en movimiento en el agua, con las manos cogidas a Arantxa bailo sin parar. Poco después me dice que ahora toca hacer gimnasia, hay una monitora diciendo los movimientos que hay que repetir y yo los sigo en las manos de mi amiga, incluso cuando me hace que toque su pierna para que siga el movimiento con las mías, me resulta difícil por mi problema motriz pero dentro de la piscina puedo hacerlo.

Después de un día intenso, al volver a casa recuerdo cada gota de agua que he tocado, cada letra que me han escrito para hablarme en la mano, cada tobogán y, por supuesto, recuerdo a mis compañeros que me hacen vivir estas increíbles experiencias.”

He escrito esto como si fueran las palabras de uno de los sordociegos que vivieron este día con nosotros. Pero mi agradecimiento en primera persona a mi amigo Oskar y al grupo de teatro “Los SinSentidos” con el que colaboro desde que volví a Málaga.

Esta experiencia fue a principios de verano, un día en aqualand con personas sordociegas, sordas y oyentes. Gracias por darme estos momentos, gracias por demostrar que TODOS somos iguales y podemos hacer las mismas cosas. Hace tiempo que quiero hablaros de este grupo pero he estado muy perezosa y se merecen un buen post…prometo hacerlo.

Comunicación: Dactilológico en palma