miércoles, 10 de julio de 2013

Familia II

Me pregunta si me pasa algo, si estoy bien, “tienes la voz cogida”. Miento, le digo que no, “estoy bien”. Es difícil explicarle que sólo con escuchar sus voces vuelvo a sentirles cerca, tan cerca como si nunca me hubiera ido.

Desde que me fui de Alcañiz no hay día que no me acuerde de ellos. Alicia es una de las mejores casualidades que han pasado por mi vida y su familia una de las cosas más bonitas de esa casualidad. Ya os hablé de ellos, de su alegría y su cariño, de cómo te hace sentir el estar a su lado. Personas únicas en este mundo.

Cuando empecé a trabajar de mediadora me di cuenta bien pronto del cariño que les coges a los usuarios, niños y adultos con los que te relacionas cada día. Personas de las que aprendes mientas ves cómo avanzan. Recuerdo lo dura que fue mi primera despedida o “ruptura” (como lo llama mi madre). No podía mirar a Pedro sin llorar, llegas a sentir que son parte de ti y, cuando no están, te duele ese vacío como si se quedaran con ese trocito que les pertenece.

Un año después me encontré con Alicia, que se hizo su propio huequito. Sabes que de alguna manera le cogerás cariño a tu usuario, lo que no esperas es sentirte parte de su familia. Una familia que siempre me ha apoyado y jamás me ha presionado. Recuerdo cuando les llamé desde Málaga en verano, mi padre ya estaba bastante enfermo, me ofrecían una plaza en Sevilla para poder estar más cerca de mi familia. “Cógela Arantxa, es lo lógico, no te preocupes por nosotros”. Cuando llamé para decirles que había rechazado Sevilla y me volvía a Alcañiz un año más, la madre de Alicia no podía creerlo, entre lágrimas me preguntaba “por qué”. Pocos meses después nos sentamos en su casa a cenar y les comuniqué mi decisión de volver a Málaga porque a mi padre le habían dado un mes de vida como máximo. “Cualquier decisión que tomes será la correcta”.

Hoy hablamos por teléfono, hace meses que nos escribimos y al final no nos llamábamos. Sólo con descolgar ya me siento en casa. Tengo la sensación de estar en ese salón una vez más, hablando con los padres mientras Alicia me hace preguntas y Kiko me pide que juguemos a algo. Se me coge la garganta al oír a Alicia; “te echo de menos”, “echo de menos tus juegos de la wii”, “¿puedo ir hoy a Málaga?”.  Hablo con su madre sobre el curso que viene y qué pasará, aún no soy capaz de asumir el no volver, no puedo imaginarme sin trabajar con esa niña nunca más ni sin compartir las tardes en familia.

 Cada curso que acaba siempre la duda de qué hacer el siguiente. Pero, como dice esta madre tan sabia, “decida lo que decida será lo correcto”.


Os echo de menos, hoy y siempre.

Plaza de Alcañiz

P.D: Pongo la foto de la plaza porque me encantaría estar ahí esta misma tarde y porque me da un poco la gana...jeje.