jueves, 20 de febrero de 2014

He...

He visto pobres que son ricos y ricos que son pobres.
He conocido a sordos que saben escuchar y a ciegos que saben ver.
He visto un desierto en el mar y el mar desierto.
He paseado por terrenos sin tierra y he nadado en agua seca.
He caminado sin suelo ni aceras.
He soñado un mundo sin barreras.




viernes, 14 de febrero de 2014

¿Amor?

Llego a clase y veo a Marta sentada, un "buenos días" rápido mientras suelto el bolso y saludo a la tutora y la auxiliar. Observo de reojo cómo me mira fijamente mientras empieza a hacer malavales con su cuerpo para bajarse del sitio. Los pies ya en el suelo mientras los brazos luchan por tener un apoyo, lo consigue. Desde detrás de la mesa apenas se le ve la cabecilla. No me quita la mirada.

- ¿Dónde vas, Marta?- Dice la tutora.

- "Arantxa"

Con sus manos de cinco centímetros hace mi signo.

ESO ES AMOR


jueves, 13 de febrero de 2014

Nada

No te cuento nada, tanto tiempo sin contar que ni sé si cuento.

Hace unos días le decía a mi compañera Chary, a la que adoro, que no soy nada. A veces me siento como una especie de fraude. Me apasiona mi trabajo y hay cosas que no hago mal del todo pero no termino de convencerme a mí misma. Pienso en mis compañeros y me siento pequeña. Es cierto que cada uno lleva casos muy diferentes y de algunos apenas sé nada. Pero, a veces, creo en ellos más que en mí. Me inspiran sin saberlo, estén donde estén, los conozca o no.

Creo que este sentimiento de "pequeñita" me ha hecho no tener ganas de escribir sobre mi vida y mis experiencias. En plan "quién soy yo para transmitir nada".

Así que no os contaré nada de nada.
No diré que una mano de cinco centímetros lucha por hacer las letras de su nombre.
No hablaré sobre mis lágrimas contenidas al ver su baile, entre toques en el cuerpo y vibración.
No pienso contar cómo me aprovecho cada miércoles de esos abrazos y esos "¡cómo te quiero!" antes de entrar a la piscina.
No diré nada de la sensación de mover ese cuerpo rígido en el agua ni de cómo su mirada y su risa me envuelven como el lenguaje nunca lo ha hecho.
Y, por último, me callaré cuánto echo de menos a esa niña cada día.

No pienso decir nada.




Por ahora...