lunes, 1 de abril de 2013

Familia


Cuentan que en un pueblo del bajo Aragón turolense vive una familia rica, mas el secreto de su riqueza no está en sus posesiones ni dinero sino en su felicidad. Existe entre ellos una unión como no veréis jamás.

Los padres se enamoraron en un pueblo vecino, de su amor surgió el primer hijo. Kiko nació guapo y sano, su cara fiel reflejo de su padre. Años después tuvieron una hija, su niña. Alicia parecía tener la mirada perdida desde pequeña, tras muchos exámenes médicos le diagnosticaron una deficiencia visual y auditiva. Después de aquello pasaron seis años hasta que tuvieron el valor de traer al mundo al tercer hijo que siempre habían querido, porque si algo deseaba esta pareja enamorada era una familia numerosa. David es aún un bebé pero, con la misma cara que su hermano Kiko cuando nació y la misma sonrisa, ha traído a esta familia la pieza definitiva del puzle.

De esta historia no os contare las tristezas ni miedos, no sabréis lo duro que es para unos padres recibir una noticia como la de Alicia ni lo perdidos que se pueden llegar a encontrar. No os la puedo contar porque yo no vi eso jamás. Al llegar conocí a unos padres luchadores y dispuestos a dar su tiempo y su vida por sus hijos (entonces eran dos). Al principio los conocí en el colegio, el trato es más profesional. Aun así me pareció que cualquier palabra la anotaban y analizaban si podía ayudar a Alicia.

Con el tiempo se estrechó nuestra relación y me acogieron en su casa. Jamás había tenido esa sensación en una familia. Recuerdo que sentí ganas de llorar de la emoción. Alicia necesitaba atención y trabajo, sí, pero no por ello le quitaban tiempo a Kiko. Jugaban durante horas, hablaban y reían. Cenaban todos a las 8 porque Alicia se cansaba pronto y no iba a cenar sola.

Casi tres años después nada ha cambiado, ni siquiera con la llegada del baby. Acabo de volver de visitarlos y todavía me emocionan. Desde que me vine a Málaga echo mucho de menos trabajar como mediadora de Alicia, pero aún echo más de menos esa sensación de familia.

Cuentan que en un pueblo del bajo Aragón turolense vive una familia rica, mas el secreto de su riqueza no está en sus posesiones ni dinero sino en su felicidad. La mediadora que trabajó durante algunos años con su hija fue acogida como una más y siempre los lleva en su corazón.





5 comentarios:

  1. Muchas gracias, podía haber contado mil cosas más, pero me ha salido tal cual y eso siempre me ha gustado.
    Gracias por leerme!
    Besos

    ResponderEliminar
  2. Qué linda family!

    Besotes

    Elsi

    ResponderEliminar
  3. Eres la mejor mediadora del mundo, y la persona con el corazón más grande que he conocido. Como dijiste una vez a alguien "Con personas como tu el mundo sería de otra manera".

    C.

    ResponderEliminar
  4. Anómimo, sólo conozco a una persona que podría decir eso de mí y sea C. Me he emocionado con tu comentario. Es muy bonito poder llegar a la gente. Tengo compañeros que son mucho mejores mediadores que yo pero me quedo con lo que has dicho en ese "corazón grande" que dices que tengo.
    Un abrazo enorme!

    ResponderEliminar