jueves, 11 de abril de 2013

Dulce introducción al caos


Hay tanto que contar que no sé por dónde empezar. Llenar un papel en blanco a veces es demasiado difícil.

Lo primero disculparme con los cuatro lectores que sigan este blog por estar tan desconectada. Desde que escribí el día del padre me costó volver a retomar. Pero las semanas son muy productivas así que no tengo excusa, vamos al lío.

A principios de curso comenzaba mi tercer año en Alcañiz, un pueblo de Teruel del que ya os he dejado caer alguna información. Un sitio bonito, buenos amigos y el trabajo de mis sueños con la niña de mis ojos, Alicia (ya sabéis que los nombres no son los reales) y dos mujeres adultas una vez a la semana.

Entre Alicia y yo hay una complicidad total, conozco cada pequeño cambio de su expresión y soy capaz de interpretarlo, pero no siempre fue así. El primer año que trabajé con ella, superó tercero de infantil donde había conseguido socializarse con sus compañeros y olvidar algunas conductas “inadecuadas” adquiriendo las estrategias de comunicación necesarias. Después de aquello, primero de primaria parecía todo un reto; escaleras para ir al aula, cambio de tutora, pupitres más grandes donde pasar horas sentada, exámenes, etc. Pero, como siempre, nos sorprendió a todos, se adaptó con una facilidad pasmosa. Acabó el curso con casi todo sobresaliente, increíble.

A finales de este verano me llamaron para ofrecerme una plaza en Sevilla o volver a Alcañiz. Llevaba un tiempo pensando la posibilidad de quedarme en Andalucía ya que mi padre cada vez estaba peor de su enfermedad y vivir tan lejos era duro. Pero algo dentro de mí me hizo volver a ella, a Alicia, cogí las cajas que apenas me había dado tiempo a esconder por mi habitación y, una mudanza más, me planté en Alcañiz.

Este curso fue más corto de lo esperado, a principios de noviembre recibí varias llamadas de mi familia contándome los ingresos continuos de mi padre en el hospital, no podía hacer otra cosa que volver a Málaga. Creerme que no fue una decisión nada fácil. MI vida estaba allí, la mía como persona individual pero EL SER HUMANO ES UN SER SOCIAL. Nunca me hubiera perdonado a mí misma no estar con él en sus últimos momentos. A día de hoy creo que fue la mejor decisión que pude tomar porque, aun así, tan sólo dos semanas después de mi llegada mi padre se fue.

¿Por qué os cuento esto?  Dos razones:

Primera: porque cuando pongo las manos sobre el teclado, sinceramente, no tengo ni idea de lo que va a salir, y esto es lo que escupen hoy mis dedos.

Segunda: porque, desde que estoy en Málaga, vivo algunas experiencias que os voy a ir contando poco a poco y me gusta empezar por el principio del principio.

¡Bienvenidos al caos!

"Málaga te quiero y nunca te podré olvidar, y aunque me vaya a Hollywood, conmigo siempre estarás...en mi corazón"

Tabletom
La manquita




No hay comentarios:

Publicar un comentario