Hay tanto que contar que no sé por dónde empezar. Llenar un
papel en blanco a veces es demasiado difícil.
Lo primero disculparme con los cuatro lectores que sigan
este blog por estar tan desconectada. Desde que escribí el día del padre me costó
volver a retomar. Pero las semanas son muy productivas así que no tengo excusa,
vamos al lío.
A principios de curso comenzaba mi tercer año en Alcañiz, un
pueblo de Teruel del que ya os he dejado caer alguna información. Un sitio
bonito, buenos amigos y el trabajo de mis sueños con la niña de mis ojos,
Alicia (ya sabéis que los nombres no son los reales) y dos mujeres adultas una
vez a la semana.
Entre Alicia y yo hay una complicidad total, conozco cada
pequeño cambio de su expresión y soy capaz de interpretarlo, pero no siempre
fue así. El primer año que trabajé con ella, superó tercero de infantil
donde había conseguido socializarse con sus compañeros y olvidar algunas
conductas “inadecuadas” adquiriendo las estrategias de comunicación necesarias.
Después de aquello, primero de primaria parecía todo un reto; escaleras para ir
al aula, cambio de tutora, pupitres más grandes donde pasar horas sentada,
exámenes, etc. Pero, como siempre, nos sorprendió a todos, se adaptó con una
facilidad pasmosa. Acabó el curso con casi todo sobresaliente, increíble.
A finales de este verano me llamaron para ofrecerme una
plaza en Sevilla o volver a Alcañiz. Llevaba un tiempo pensando la posibilidad
de quedarme en Andalucía ya que mi padre cada vez estaba peor de su enfermedad
y vivir tan lejos era duro. Pero algo dentro de mí me hizo volver a
ella, a Alicia, cogí las cajas que apenas me había dado tiempo a esconder por
mi habitación y, una mudanza más, me planté en Alcañiz.
Este curso fue más corto de lo esperado, a principios de
noviembre recibí varias llamadas de mi familia contándome los ingresos continuos
de mi padre en el hospital, no podía hacer otra cosa que volver a Málaga.
Creerme que no fue una decisión nada fácil. MI vida estaba allí, la mía como
persona individual pero EL SER HUMANO ES UN SER SOCIAL. Nunca me hubiera
perdonado a mí misma no estar con él en sus últimos momentos. A día de hoy creo
que fue la mejor decisión que pude tomar porque, aun así, tan sólo dos semanas después
de mi llegada mi padre se fue.
¿Por qué os cuento esto? Dos razones:
Primera: porque cuando pongo las manos sobre el teclado,
sinceramente, no tengo ni idea de lo que va a salir, y esto es lo que escupen
hoy mis dedos.
Segunda: porque, desde que estoy en Málaga, vivo algunas experiencias que os voy a ir contando poco a poco y me gusta empezar
por el principio del principio.
¡Bienvenidos al caos!
¡Bienvenidos al caos!
"Málaga te quiero y nunca te podré olvidar, y aunque me vaya a Hollywood, conmigo siempre estarás...en mi corazón"
Tabletom
La manquita |
No hay comentarios:
Publicar un comentario