miércoles, 13 de marzo de 2013

Fin y principio de mi historia


Terminas las prácticas y te ves sin plan, bueno, yo no. Había decidido irme a Granada de nuevo a estudiar. Así fue, aquel año me saqué el título de “Experto en Subtitulación para Sordos y Audiodescripción para ciegos”.  Un curso muy interesante sobre la accesibilidad y la traducción audiovisual. Aunque, como ya sabéis, tampoco era para mí.

Desde las convivencias contaban conmigo en ASOCIDE (Asociación de Sordociegos de España), debí caerles bien. Me mandaban emails con las actividades, pero ese año no pude participar. Por cierto, no especifiqué, las convivencias y todas las actividades con ASOCIDE son con jóvenes y adultos sordociegos, la mayoría con buen nivel comunicativo y bastante independintes. Es importante que apreciéis la diferencia para cuando os hable de niños. No es lo mismo la sordoceguera congénita que la adquirida. Podéis informaros o preguntad y os cuento.

Al terminar el curso quise quédame en Granada, no conozco ciudad igual para vivir. Buscaba trabajo de lo que fuera pero no había manera, cosa de la que ahora me alegro profundamente. En ese periodo tuve la oportunidad de trabajar como guía-intérprete en Córdoba. Aún hoy no puedo creerme que me pagaran por aquello. Para mí fue un día entre amigos a los que hacía un año que no veía. Y nos reencontramos en el mejor lugar, paseíto y baños árabes. ¿Podéis imaginar a una persona sordociega en las piscinas a diferentes temperaturas, vapor y masaje? Este mundo seguía enganchándome. De alguna manera, aunque me alejara de él, siempre me encontraba y se encargaba de recordarme aquellas sensaciones que cada vez nacían más fuertes en mí.

Un día me llamaron de Málaga, no era una llamada nada agradable. “Aran, soy mamá, estoy en el hospital, pero no te preocupes”. Le había dado un pre-ataque al corazón en el coche de camino al trabajo. Como es médico, sabía que algo no iba bien, al llegar al centro de salud se sentó y pidió ayuda. Aguantó desde Málaga hasta Vélez sabiendo que no estaba nada bien, increíble. En fin, dejé todo recogido en el piso de Granada, hablé con el casero y me planté en Málaga. No tenía trabajo, me parecía de lógica quedarme cerca de mi madre.
Siempre he pensado que todo pasa por algo, no bueno ni malo, por algo. Cada situación crea la siguiente y así sucesivamente. Hay algunos momentos de la vida que jamás se hubieran producido sin el anterior. Si tiro por esta calle en vez de por esta otra puede que cambie mi historia. Y, así fue.

Llevaba dos días en casa, mi madre estaba mejor. Aprovechando que tenía internet me puse a buscar trabajo. No en las páginas de ofertas, no. Como ya os dije, no sabía cómo se llegaba ahí pero yo tenía como objetivo trabajar como mediadora. Entré en google, amo google, pensé “nunca se sabe”. Tecleé “se necesita mediador personas sordoceguera”.¡¡El primer enlace era una plaza en Mallorca para trabajar como mediadora, lo habían colgado hacía uno o dos días!! AMO GOOGLE. A partir de ahí casi no podía ni mover el ratón de los nervios. Cogí el curriculum y lo actualicé. Lo poco que había hecho en la vida, aparte de dos años en un parque infantil, estaba relacionado con sordoceguera y me encargué de que se notara.

Click: ENVIAR

Tres minutos, de reloj, después suena mi móvil:

-          Arantxa, soy G., te llamo de Fundación Once para la Atención a Personas con Sordoceguera.

La vida, aunque muy pocas veces, es así de maravillosa. Desde aquí os recomiendo que disfrutéis y celebréis estos pequeños momentos.



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