Terminas las prácticas y te ves sin plan, bueno, yo no.
Había decidido irme a Granada de nuevo a estudiar. Así fue, aquel año me saqué
el título de “Experto en Subtitulación para Sordos y Audiodescripción para ciegos”. Un curso muy interesante sobre la
accesibilidad y la traducción audiovisual. Aunque, como ya sabéis, tampoco era
para mí.
Desde las convivencias contaban conmigo en ASOCIDE
(Asociación de Sordociegos de España), debí caerles bien. Me mandaban emails
con las actividades, pero ese año no pude participar. Por cierto, no
especifiqué, las convivencias y todas las actividades con ASOCIDE son con
jóvenes y adultos sordociegos, la mayoría con buen nivel comunicativo y bastante
independintes. Es importante que apreciéis la diferencia para cuando os hable
de niños. No es lo mismo la sordoceguera congénita que la adquirida. Podéis
informaros o preguntad y os cuento.
Al terminar el curso quise quédame en Granada, no conozco
ciudad igual para vivir. Buscaba trabajo de lo que fuera pero no había manera,
cosa de la que ahora me alegro profundamente. En ese periodo tuve la oportunidad
de trabajar como guía-intérprete en Córdoba. Aún hoy no puedo creerme que me
pagaran por aquello. Para mí fue un día entre amigos a los que hacía un año que
no veía. Y nos reencontramos en el mejor lugar, paseíto y baños árabes. ¿Podéis
imaginar a una persona sordociega en las piscinas a diferentes temperaturas,
vapor y masaje? Este mundo seguía enganchándome. De alguna manera,
aunque me alejara de él, siempre me encontraba y se encargaba de recordarme
aquellas sensaciones que cada vez nacían más fuertes en mí.
Un día me llamaron de Málaga, no era una llamada nada
agradable. “Aran, soy mamá, estoy en el hospital, pero no te preocupes”. Le
había dado un pre-ataque al corazón en el coche de camino al trabajo. Como es
médico, sabía que algo no iba bien, al llegar al centro de salud se sentó y
pidió ayuda. Aguantó desde Málaga hasta Vélez sabiendo que no estaba nada bien,
increíble. En fin, dejé todo recogido en
el piso de Granada, hablé con el casero y me planté en Málaga. No tenía
trabajo, me parecía de lógica quedarme cerca de mi madre.
Siempre he pensado que todo pasa por algo, no bueno ni malo,
por algo. Cada situación crea la siguiente y así sucesivamente. Hay algunos
momentos de la vida que jamás se hubieran producido sin el anterior. Si tiro
por esta calle en vez de por esta otra puede que cambie mi historia. Y, así fue.
Llevaba dos días en casa, mi madre estaba mejor.
Aprovechando que tenía internet me puse a buscar trabajo. No en las páginas de
ofertas, no. Como ya os dije, no sabía cómo se llegaba ahí pero yo tenía como
objetivo trabajar como mediadora. Entré en google, amo google, pensé “nunca se
sabe”. Tecleé “se necesita mediador personas sordoceguera”.¡¡El primer enlace
era una plaza en Mallorca para trabajar como mediadora, lo habían colgado hacía
uno o dos días!! AMO GOOGLE. A partir de ahí casi no podía ni
mover el ratón de los nervios. Cogí el curriculum y lo actualicé. Lo poco que
había hecho en la vida, aparte de dos años en un parque infantil, estaba relacionado
con sordoceguera y me encargué de que se notara.
Click: ENVIAR
Tres minutos, de reloj, después suena mi móvil:
-
Arantxa, soy G., te llamo de Fundación Once para
la Atención a Personas con Sordoceguera.
La vida, aunque muy pocas veces, es así de maravillosa.
Desde aquí os recomiendo que disfrutéis y celebréis estos pequeños momentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario