viernes, 8 de marzo de 2013

El colegio y la presentación

Mallorca

20 de Enero de 2009

El día de mi llegada al M.M. (cole) coincidía con su celebración de Halloween. Amanda, la profesora de la clase de Pedro, me recogió en la entrada para conducirme al aula. Cualquiera que haya visto una película animada de Tim Burton puede hacerse una idea de lo que me encontré. Recorría los pasillos rodeada de niños con diferentes discapacidades semi-disfrazados y con las caras pintadas. Algunos vestidos simplemente con bolsas de basura y alguna que otra calabaza hecha de cartulina (lo que poco después llevaría yo), otros con disfraces muy completos seguramente comprados por sus padres.

Al llegar a la clase conocí a los compañeros de Pedro: Enrique, Antonio y Anita. Todos con sordoceguera diagnosticada por diferentes causas, pero con algún resto auditivo o visual.

Antonio es un pequeño diablo, su propio signo (su nombre en lengua de signos) lo dice “demonio”. Tiene lo que se conoce como síndrome de CHARGE, cada una de las letras de ésta palabra hace referencia a una anomalía genética diferente que le afecta a la visión, la audición, problemas de corazón, etc. Es un terremoto en potencia, se acerca a ti con una mano en la boca y la otra pidiendo algo.

Enrique es un oso amoroso, algo así como tener un Mister Potato a tamaño niño que encima está blandito y se ríe. Su obsesión: las cosas redondas y cómo hacer que giren sin parar en la mesa. Su frustración: que le quites lo que tiene en las manos. Además de su sordoceguera (aunque tiene resto visual y auditivo) parece tener algo de autismo y hace un movimiento muy gracioso que me recuerda a Steavi Wonder.

Anita también tiene un síndrome específico pero no me supieron decir cuál. Anita sonríe. Anita aplaude. Anita simplemente es muy feliz…en su pequeño mundo.

Tras las presentaciones en el aula llegó “mi niño” acompañado por una de las auxiliares. Alicia le cogió las manos:

- Ha venido una chica nueva para estar contigo, se llama “Arantxa” (mi signo). ¿Quieres saludarla?

En ese momento no sabía muy bien qué hacer. Cogí sus manos:

- Hola. Buenos días. Soy “Arantxa”.

Puse sus manos en mi cara y dejé que él hiciera el resto. Pedro exploró mi rostro con detenimiento, parándose en detalles como el piercing del labio. Nunca había sentido algo parecido, saber que en ese momento estaba dibujando su primera impresión sobre mí era increíble. Empezó a gritar de una forma extraña y me asusté, Amanda me dijo que estuviera tranquila porque eso significaba que estaba muy contento. Jugamos juntos, le impulsaba para que saltara. Lo abracé. Nos fundimos en risas.

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