viernes, 8 de marzo de 2013

Carta a familia y amigos

29 de Mayo de 2009

Llevo mucho tiempo sin escribiros pero, aunque no me escuchéis, cada día os hago un resumen de mi vida. Pienso en vosotros y os hablo. El lunes, mientras paseaba con Julio (mi usuario adulto) os contaba esto:

Soy la mediadora de Pedro, su referente, la persona que le conecta con la “realidad”. Sin embargo hay ocasiones en la que dudo de nuestros papeles en la intervención.
Después de un increíble fin de semana llega el lunes, con éste la pereza, la apatía, la desilusión. Entrando al colegio se me multiplican estas sensaciones hasta que llega él.
Lo miro a los ojos. Son unos ojos que no habréis visto en vuestra vida. El derecho mantiene la mirada firme, lleno de vida. El izquierdo se divide en dos por una línea central perfecta, como los de un husky siberiano. Él también me mira, sus manos me miran, recorre mi cara y sonríe. Es en ese instante cuando Pedro me conecta con la “realidad”, hace que recuerde por qué voy a ese colegio cada día.
Hace un tiempo que pasamos aquella crisis de golpearse a cada segundo. Ahora camina de una mano, en ocasiones me suelta y recorre sólo la pared, sonríe orgulloso de sí mismo.

El jueves, en la piscina con Darío también os hablé:

Esta mañana he visto como andaba sólo. Ha soltado mis manos y ha recorrido los pasillos del colegio:
Lo dejo para ver dónde quiere llegar, aunque lo sé. Avanza lentamente sin miedo. No lo toco pero ahora confía en mí, sabe que no me voy de su lado. La pared acaba. Ahora hay aire en la punta de sus dedos, eso ya no le asusta. Camina con los brazos extendidos hasta sentir el gotéele con las uñas. Sabe que está cerca de su objetivo, la puerta de salida del colegio, y aumenta su velocidad.
Los jueves hace piscina por la tarde pero, al ser su actividad favorita lo solicita como puede desde que llega con la bolsa de natación por la mañana. En esta ocasión guiándome hacia allí.

Me he bañado muchísimas veces en una piscina, hasta fui nadadora en mi época, pero nunca me he sentido como ahora. El agua y Pedro son uno. Salta de alegría. Es la primera vez que lo acompaño y está emocionado. Me agarra. Juega con mis piernas. Pongo sus manos en mi cara y hago burbujas buceando. Ríe, ríe, ríe…
¿Yo?….inexplicable.

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